Para muchos dueños, formar una sociedad es la única manera de alcanzar el sueño del negocio propio. Pero… ¿sabes cómo mantener una relación sana con el socio de tu gimnasio y no morir en el intento?
Convivir con el socio de tu gimnasio no es tarea fácil. Incluso, siendo mejores amigos, muchas sociedades comerciales no tienden a perdurar muy lejos en el tiempo.
Posiblemente, por esta misma razón, muchos entrenadores y dueños de gimnasio prefieren montar sus gimnasio en soledad. Aunque eso signifique REDUCIR DRÁSTICAMENTE la inversión inicial y también las posibilidades de alcanzar el éxito.
Luego están aquellos con el sueño de montar su propio gimnasio, pero necesitados de un inversor inicial, o un coach con capacidad de liderazgo. Pueden ser mejores amigos o no. Lo cierto es que así comienza una de tantas historias de sociedades comerciales en centros deportivos. Muchos alcanzan el éxito, otros se quedan en el camino. ¿Cuál será la tuya? La cuestión es aprender a transitar el camino junto al socio de tu gimnasio sin morir en el intento.
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Crónica de una muerte anunciada
Las sociedades comerciales en centros deportivos, gimnasio y box suelen comenzar así:
Había una vez…
Un buen entrenador que invierte 20% y un empresario que aporta el otro 80%. Ambos montan un gimnasio.
El entrenador cobra un sueldo como empleado de 1000 USD y el empresario o socio recibe un retorno de su inversión.
El entrenador trabaja como empleado y el socio empresario toma las decisiones sobre la administración del negocio. La compra de equipamiento nuevo, aumento de sueldos, contratación del personal, etc.
Pero un día, empiezan los problemas…
El socio no ve el retorno de su inversión. Todo el dinero que ingresa va directo al sueldo del entrenador, el alquiler y los gastos generales. Y de repente el empresario se cansa, y ahora quiere empezar a cobrar algo, digamos que 500 USD, reduciendo el sueldo del entrenador en 500 USD.
¿El final del cuento? El entrenador no va a aceptar esto, y la sociedad va a desintegrarse.
¿Por qué sucede esto? Porque la gran mayoría de las veces, tanto entrenador como socio comercial, no tienen experiencia empresarial. Ni el uno ni el otro han hablado y dejado las cosas claras antes.
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Moraleja para tu sociedad comercial
Lo principal es que haya una buena comunicación al principio. Que las cosas queden claras y escritas en algún documento. Un documento firmado por las dos personas. ¿Por qué? Porque cuando las cosas van bien… va todo bien. Hay amistad, dinero y confianza. Pero, cuando las cosas empiezan a ir mal, la amistad empieza a deteriorarse y aumenta la desconfianza.
Lo que no está escrito, es 100% fuente de conflicto con el socio de tu gimnasio. Es normal que con el tiempo, tú o él modifiquen (sabiéndolo o sin tomar conciencia de ello) alguna regla o algo en el funcionamiento de tu gimnasio.
Imagina que tu socio toma dinero de la caja porque necesita pagar unos gastos de urgencia. No está mal. Pero si no le dices nada, o no queda escrito en ningún lado, esta acción, luego de 3 o 4 veces será normal. La consecuencia de una acción tan pequeña como esta es que puedes perder el control de tu caja y tus finanzas.
Seamos sinceros. Sentarse a poner reglas por escrito con el socio de tu gimnasio, no es lo más agradable del mundo. Especialmente si es tu amigo. Pero es la mejor forma de evitar conflictos a futuro.
Las 5 leyes para una convivencia exitosa
El dinero es el “ASESINO SERIAL” de millones de sociedades comerciales en el mundo deportivo y más allá.
Para evitar problemas, debes mantener las cuentas claras. Si tu socio comercial invierte el 80% del capital del gimnasio, debe recibir un retorno mensual mínimo de su inversión (haga sol o llueva). El entrenador, por otro lado, debe recibir un sueldo fijo (haga sol o llueva).
Si tu empresa va bien y genera beneficios extras por 1000 USD, este ingreso deberá repartirse en función del porcentaje invertido.
En otro nivel, las responsabilidades con el socio de tu gimnasio deben estar bien diferenciadas, evitando zonas grises. Por ejemplo, el inversor principal se encargará de la administración económica del negocio (comprar equipamiento, pagar sueldos y contratar personal), y el entrenador únicamente dará las clases. Es importante que ambos detallen lo mejor posible las actividades que corresponde hacer a cada uno para evitar futuras asperezas.
Bien, ahora vamos por las 5 leyes para una convivencia exitosa:
1- Buena comunicación: deja las cosas claras con tu socio
2- Consultoría: reúnete con tu socio periódicamente para encontrar soluciones.
3- Identifica el problema: de nada sirve echar culpas a tu socio de los problemas de tu gimnasio. Identificando el problema, 50% solucionado.
4- Analizar los factores que han generado el problema: haz una lista de las causas del problema que tanto tú como tu socio estén de acuerdo.
5- Soluciones comunes: elegir entre ambos la mejor solución para el problema actual.
Si quieres mantener una convivencia exitosa con el socio de tu gimnasio, en primer lugar, mantén una buena comunicación. Redacta un ACTA ACUERDO lo más detalladamente posible. Estipula, también, un retorno a la inversión mínimo, para evitar futuras discordias monetarias. Y lo más importante: busca soluciones comunes con tu socio comercial.
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